Actualizado 18 abril, 2017
El mundo casi se ha divido en tres clases de seres: aquellos que piensan que saben y no es así porque ignoran su ignorancia; una masa pequeña de personas que aspiran al saber y conoce su carencia; y por último seres que sus religiones o credos han emplazado en otros planos, como sabios, contenedores de un conocimiento riguroso y precioso. Dalai Lama pertenece a la última clase de hombres, tan pocos que es toda una ventura su existencia en esta tierra. Por eso consideramos pertinente presentarte imágenes con frases inspiradoras de Dalai Lama para compartir. Como siempre, te traemos un precioso material. Ojalá que sea de tu gusto, querido lector.
Imágenes con frases sabias y profundas del Dalai Lama
Suele eclosionar un error con el Dalai Lama: se piensa que ese es su nombre, cuando semejantes vocablos hacen referencia a un cargo: el líder espiritual del budismo tibetano. Entonces han existido muchos Dalai Lama en la historia.
Su nombre hace referencia al océano en mongol y a maestros reencarnado en tibetano. Justamente, quien posee estas vestiduras no solo tiene un autodominio absoluto de sí, sino una sapiencia certera acerca de su reencarnación.
Tenzin Gyatso es el actuar Dalai Lama. Una persona sumamente carismática que ha aparecido en largometrajes, documentales, ha recibido premios (el Nobel de la Paz, por ejemplo en 1989) y esparce su saber por doquier. En verdad rompe un poco con la idea de un maestro recogido con sus discípulos.
El sabio siempre ha tenido otra naturaleza, una ontología distinta. Cuando Heráclito El Oscuro hablaba se decía que su palabra venía de otro mundo, a tal punto que al atravesar ese quiebre o fractura no podía más que presentarse ante los hombres como enigmas.
«Lo que hemos agarrado lo dejamos; lo que dejamos lo hemos traído», fue ese enigma el que le originó a Homero la muerte. Quien descolla en sabiduría no puede perder ante ningún arcano.
Y, sin embargo, el Dalai Lama siempre se presentó accesible. Sabemos que es un sabio, sabemos que su postura habla de un saber que no es terreno, natural, pedestre, como el de cualquier filósofo. No, va más allá de eso.
Lo importante es andar por la vida no en sombras, sino bajo las luces de la sabiduría. La utilidad inmediata pasa a segundo plano, ya que siempre lo más sustantivo será el cuidado de uno mismo. Así debe ser, de algún modo y no de otro modo.
Pero el hombre anda perdido en sus cosas. Y acá la idea de lo cósico tiene un sentido absoluto: queremos esto, lo otro, lo flamante, lo que aparece en la televisión como si la vida se jugara en esas menudencias. Pero la verdad es otra: se tiene que cuidar uno mismo antes que nada.
Si te quieres, te dignarás a dedicarte un buen tiempo a ti, a tus pensamientos, a tu porvenir, a las cuestiones existenciales que siempre se han intrometido en la vida del hombre. No importa la época para ello, claro está.
El sabio puede bajar y hablarle a cualquiera.
La paz interior debe ser un sitio inexpugnable, la verdadera fortaleza ¿Pero muchos no se olvidan en su interior entregados a lo cósico de la vida? Seguramente y la verdad que erran mucho.
Orar, rezar, meditar. Pongámosle un nombre cualquiera que la base de todo es el recogimiento.
El budismo tiene algo muy particular: la perfección individual es sustantiva no para rendir cuentas ante un Dios, sino por uno mismo. Ya sabemos que en semejante credo la idea de creador pasa a segundo plano.
Es bueno tener a mano una filosofía.
Y así encontrar respuestas para problemas, dilemas y entuertos de la vida.
Un ser que se dedica mucho tiempo a sí mismo es un fruto maduro y listo.
No es egoísmo, es tenerse a sí como bien preciado. Porque en definitiva, el cuidado de uno repercute en la relación productiva con los demás.